martes, 1 de septiembre de 2015

La Patria - Odios

En las noticias nos "informan" permanentemente sobre las tonterías (por decir lo menos) del dictadorcillo Nicolás Maduro, y uno casi se acostumbra a ese zumbido. Como la vez que habló con un pájaro, o cuando propuso la multiplicación de los penes. Pero hace unos días me enteré de algo que no es ninguna tontería: Maduro marcó con una "D" y luego destruyó las casas de algunas personas que viven en Venezuela. De colombianos que viven en Venezuela. En pleno siglo XXI existe un personaje que destruye casas porque casualmente los propietarios nacieron dentro de las coordenadas que delimitan un país. Y grita que ellos son los causantes de todos los males de la República Bolivariana. Mil cien colombianos los causantes del bajo precio del petroleo, la hiperinflación y el desabastecimiento. Mil cien colombianos en un país de treinta millones jodieron el socialismo del siglo XXI, ¡qué guapos! Para atreverse a responsabilizar a mil cien colombianos por todo lo que pasa en Venezuela hay que ser idiota o sinvergüenza. O las dos. Cuando me enteré lo único que pude sentir fue odio.

Luego pasaron la noticia de Uribe vociferando en la frontera y pensé que hay que ser muy canalla para ir a echar leña a un fuego que ya arde, sin pensar en (o sin que importen) las consecuencias. Pero claro, los riesgos son lo de menos: él quiere que lo reconozcan como el que lleva los pantalones, el de los cojones, el de los güevos más grandes, el macho entre machos. Me enteré de eso y también sentí odio.

Hoy, días después, leo cualquier cosa relacionada con el tema y a los dos los sigo odiando visceralmente. Es de ese tipo de odios que uno sabe que no debe sentir; de esos que uno lucha por controlar, porque amargan y conducen a fanatismos y estupideces. Pero es que ese par de personajes lo ponen muy difícil. Parece un buen momento para aprender a meditar. O para tomar una cerveza.

Y no es que quiera evadir el problema con meditación o cerveza; es que para pensar claramente, primero hay que controlar los odios.

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