viernes, 29 de agosto de 2014

Puntos sobre las íes - Un nuevo intento

Otra vez voy a intentar un blog. Hace rato quería, pero soy muy flojo. Hace un mes (creo) he estado leyendo dos blog que terminaron animándome.

Por varias razones no publicaba en un blog: una sequía escritural bárbara, falta de tiempo (que es una mentira, claro), lo inconforme que me dejaron casi todos los post que hice hace mucho tiempo en este mismo blog, la falta de claridad sobre cómo quiero escribir, y mi rigidez, pues siento que está como mal usar un solo escenario para varias cosas. Un mismo blog para cuentos, política, comida y pendejadas varias, por ejemplo.

Lo primero fue superado con el post anterior. Habrá que ver por cuánto tiempo. Lo del tiempo era mentira y lo sabía, así que casi no es un factor a tener en cuenta. La inconformidad sigue y seguirá, pero ahora me siento un poco más cómodo para decir las cosas como quiero, sin pensar mucho en que queden bonitas. Eso también ayudó a solucionar el asuntico de cómo quiero escribir. Y lo fundamental: encontré una forma de escribir sobre todos los temas en un mismo sitio. Voy a usar etiquetas de búsqueda, que también pondré en el título, para que quien quiera leer sepa sobre qué voy a escribir. Y más que todo, para sentir que hay un poco de orden. Realmente lo de la rigidez no es lo fundamental, pero sí es muy importante.


Otra cosa que anotar: no pude borrar este puto blog para hacer otro. Por eso tuve que borrar todas las entradas y empezar sobre el mismo sitio. Iba a decir que eso es malo porque es como utilizar papel de la basura, pero no es cierto. O tal vez sí, pero no me importa. Borré los post y eso da un aire fresco. Qué cursilería, depordios.

Y una advertencia: hace como seis meses iba a empezar un blog de comida, pero no lo hice porque sabía que no escribiría regularmente. Escribí en google drive para ver si era capaz de mantener el ritmo. Hice tres post que se quedaron ahí. Tal vez los ponga en este. O tal vez este blog, aunque público, tampoco pase de tres post.

Vainas - Qué lejos está todo

Primero lo primero: lástima no poner esto en un blog, pero es por sinceridad conmigo, pues sé que no soy capaz de alimentarlo permanentemente. Ni esporádicamente, para ser totalmente sincero. Y lástima que así sea, porque escribir me gusta, pero tengo pocas ideas, o ganas, quién sabe.

Segundo lo segundo: hace ratísimo no escribo. O sea, escribir en serio, con las ganas de poner una idea en palabras. Porque en el trabajo escribo y escribo, pero casi nunca por placer. O catarsis, que es otra joda que me incita a escribir.

Y tercero lo importante: creo que soy muy bueno para las despedidas. Primero porque soy un buen mentiroso y puedo ocultar expresiones exageradas de alegría o tristeza. Segundo porque creo que son pocas las despedidas de verdad. Para que sea de verdad se requiere que sea bien lejos y por un tiempo prolongado. Si no cumple esas dos condiciones para mí no hay despedida. Y como no hay despedida, es un adiós como cualquier otro y por eso me genera más bien poca alegría o tristeza. Y tercero porque soy más de los tipos que gustan de botar basura, que de los que coleccionan cosas. 

Pero bueno, eso ya lo sabía. Lo nuevo es que ahora sé que soy bueno para las despedidas cuando soy quien se va, no cuando me quedo. O sea: cuando en una despedida soy quien se queda mi pokerface es impecable (ayuda mucho el asunto ese de las dos condiciones que mencioné arriba), pero después me entra un guayabo bravo. El guayabo es por lo que ya dije: porque me quedo. No es que me quiera ir detrás de quien se va, pues muchas veces poco me importa la persona de quien me despido. La cuestión es que cuando me despido de alguien que se va, me doy cuenta más que nunca que me estoy quedando, que al siguiente día mi rutina va a ser casi la misma, mientras que la de esa persona que se va será totalmente distinta. Mejor o peor, quién sabe, pero distinta. Y tampoco es que no me guste dónde estoy, sino más bien que tengo como miedo a quedarme quieto.

Hace poco puse en el tuiter que es bueno que las cosas estén lejos porque cuando están al alcance uno se va quedando quieto. No vi los problemas: hacen falta güevos para ir por eso que está lejos, hacen falta güevos para dejar tanta vaina atrás, hace falta saber qué quieres de todo eso que está lejos. Las cosas están más lejos de lo que aparentan.