La distancia es caprichosa. Cuando es muchísima, difícil de recorrer, causa nostalgia y ganas de estar junto a esa otra persona. Hace que llames, que escribas, que sueñes.
Si no es mucha, digamos dos horas de trancón, lo único que genera es fastidio al recorrido. Y puede llegar a ser tanto, que jode hasta el amor más puro.
Y cuando ya no hay espacio entre los amantes, se pasa bien, hasta que cansa.
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