Una anotación previa como para calentar el ambiente. Este asunto de los toros logró algo que no es fácil: unir a petristas y uribistas (sí, petristas, hay un jurgo de uribistas defendiendo a los toros. Si no lo han notado puede ser que tengan pocos amigos ubicados en el lado contrario de la corriente política que apoyan. Y eso, digo yo, es malo.).
Ahora sí, al tema. Muchos puritanos dirán que el asunto no es difícil, que cómo va a ser difícil apoyar la causa de no matar más toros por diversión. Pues bien, yo digo que el tema es complicadísimo. Y lo digo porque veo que hay dos extremos fundamentales que pueden estar chocando: el respeto a la vida (que es lo que los puritanos defienden) y el respeto a la libertad.
Prohibir las corridas de toros me parece un atentado contra la libertad de algunos pocos que disfrutan ese espectáculo / salvajada / festejo / actocultural (escoja el que más le guste para terminar la oración). Si somos permisivos cuando prohíben cosas que sólo le interesan a unos pocos, estamos jodidos. Cuando una sociedad es permisiva, quien gobierna da rienda suelta a su poder y se permite prohibir más y más cosas que considera horrendas, y en ese sin fin de prohibiciones, tal vez cae alguna que sí nos interese. Por supuesto, la prohibición no es un demonio ni mucho menos. Prohibir la pena de muerte, por ejemplo, es importantísimo, porque por nuestra naturaleza egoísta y egocéntrica, pasaríamos de matar violadores, drogadictos y "gamines", a matar a todo aquel que no esté de acuerdo con nuestras ideas.
Considerando lo anterior, hay que ser muy finos para decidir cuándo sí y cuándo no se debe prohibir algo. Entonces, la pregunta: ¿el caso de las corridas de toros es un asunto que deba prohibirse? Creo que no, porque las corridas de toros son parte de la cultura heredada de nuestros antepasados españoles y como tal, debe defenderse para promover la pluriculturalidad. Ahora otra pregunta: ¿qué es cultura y qué es costumbre? Yo no sé establecer la línea exacta que los divide y por eso no estoy seguro si las corridas de toros son lo uno o lo otro. Pero de todas formas, más desde la intuición que otra cosa, me atrevo a decir que las corridas de toros hacen parte de la cultura y no son una simple costumbre. Lo digo considerando que la costumbre es un hábito y la cultura un patrón de comportamiento heredado. Las dos se transmiten entre generaciones, pero la primera se hace sin un objetivo claro y sin orientación, mientras que la segunda es, en alguna medida, guiada por parte de los mayores (eso lo concluí después de algunas lecturas). Entonces, el toreo es un asunto cultural que debe respetarse aunque no nos guste.
Hace unos días Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México, confesó en una entrevista que los toros son una de sus aficiones enfermizas. Pero a renglón seguido (digo renglón porque la leí, no la escuché) dijo: "Son una salvajada. Creo que conforme se racionalice el ser humano, este tipo de festejos deben desaparecer". Apoyado en esto, considero que se hace más al mostrar una opinión firme frente a la salvajada que es una corrida, que al prohibirlas.
Para finalizar, debo decir que no me gusta la tauromaquia ni poquito. Y digo esto nomás porque en nuestra Patria, es facilísimo poner a un crítico en la orilla opuesta de lo que defendemos. Antes de leer los últimos dos párrafos, por ejemplo, varios habrán creído que soy un amante de ver matar toros. Y no.
Una esquirla de este asunto es el tema Petro. Qué dictadorcillo me pareció cuando rescindió el contrato de alquiler de la plaza. Luego lo empeoró al anunciar que denunciaría las huelgas sobre toros. En ese momento me pregunté: ¿si eso no le funciona, qué sigue? Me gustó mucho la forma en que Salomón Kalmanovitz se refirió al tema. Dijo que Petro pretendía "hacer un faraónico proyecto cultural que enterrara el ruedo". Cuando lo leí, me imaginé a uno de los Faraones de Egipto, exigiendo que se cumplan sus caprichos.
PD. jueputaquéposttanlargo. Si me siguieran en tuiter habrían leído lo fundamental de todo lo anterior en sólo seis tuits (suponiendo que alguien lee esto, claro).
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