Con una compañera del trabajo fuimos al automóvil del conferencista a darle la bienvenida. El señor bajó de un BMW nuevecito. Rondaba los 70 años, no tenía pelo en la parte superior de la cabeza, de estatura baja, y excesivamente pálido. Usaba unas gafas Ray-Ban de aumento estilo aviador con marco dorado, en su dedo exhibía un anillo que lo acreditaba como integrante de los masones, y utilizaba una manilla de esas que regulan las energías y que alguna vez promocionaron en la tele: completamente de metal, color parecido al cobre, de más o menos un centímetro de grosor, en forma de circunferencia sin completar y con remate de esfera masiza en cada punta.
Fondo de tablas.
jueves, 9 de marzo de 2017
Vainas - Venta de humo
Con una compañera del trabajo fuimos al automóvil del conferencista a darle la bienvenida. El señor bajó de un BMW nuevecito. Rondaba los 70 años, no tenía pelo en la parte superior de la cabeza, de estatura baja, y excesivamente pálido. Usaba unas gafas Ray-Ban de aumento estilo aviador con marco dorado, en su dedo exhibía un anillo que lo acreditaba como integrante de los masones, y utilizaba una manilla de esas que regulan las energías y que alguna vez promocionaron en la tele: completamente de metal, color parecido al cobre, de más o menos un centímetro de grosor, en forma de circunferencia sin completar y con remate de esfera masiza en cada punta.
sábado, 26 de septiembre de 2015
Vainas - Optimismo
martes, 1 de septiembre de 2015
La Patria - Odios
Y no es que quiera evadir el problema con meditación o cerveza; es que para pensar claramente, primero hay que controlar los odios.
lunes, 16 de marzo de 2015
Vainas - Confiar sin excusas
Ayer hace varios años (no sé cuántos) murió mi abuelo. Mi mamá y yo vivimos en la casa de mis abuelos desde que tuve como ocho años. Recuerdo un desayuno. Estábamos en el comedor mi abuelo, yo y no recuerdo quién más. Supongo que nos acompañaban algunos primos, mi abuelita, mi mamá y algunas tías, como era costumbre los domingos. En mi casa comer era un acontecimiento: la mesa impecablemente organizada y decorada bajo instrucciones de mi abuelita, comida suficiente y conversaciones cordiales pero sin carcajadas ni mucho alboroto, por exigencia de mi abuelo. El día del desayuno mi abuelo se percató de que me costaba mucho quitar la cáscara del huevo duro. Me dijo que para enfriarlo debía ponerlo en mi naríz. Lo hice. Mi abuelo, siempre tan puesto en su sitio cuando estaba en la mesa, rió. También reí. Su risa era tierna. Yo tendría por ahí unos 10 años. Hoy, con 28 años, nuevamente pondría el huevo en mi nariz.
martes, 24 de febrero de 2015
Vainas - Ceguera
jueves, 27 de noviembre de 2014
Vainas - Melosería
En la literatura existen los Coelhos, que son melosos como un hijueputa, y flojos, flojos. Y si en la literatura existen, en las redes sociales pululan.
sábado, 1 de noviembre de 2014
Vainas - Hágase para allá, pero no tanto
La distancia es caprichosa. Cuando es muchísima, difícil de recorrer, causa nostalgia y ganas de estar junto a esa otra persona. Hace que llames, que escribas, que sueñes.
Si no es mucha, digamos dos horas de trancón, lo único que genera es fastidio al recorrido. Y puede llegar a ser tanto, que jode hasta el amor más puro.
Y cuando ya no hay espacio entre los amantes, se pasa bien, hasta que cansa.